Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 15.6.23 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
El punto que estamos tratando es ver de qué manera puedo amar a Dios. Eso cada uno debe preguntárselo a sí mismo. Estaba recordando una expresión: jēna kēna upāyenā kr̥ṣṇe māna nibesayet, de cualquier manera la mente debe quedar en Dios. Este es el asunto. Nárada presentó las opiniones de los distintos maestros y dio la suya. Ahora, en el aforismo 34 dice: “Los maestros cantan en himnos y cánticos las prácticas de aquella (la devoción)” No dice: ‘los maestros enseñan, dicen’. Usa la palabra ‘cantan’ ‘gaayanti’; aquí la palabra ‘cantan’ tiene cierto sentido de destacar: destacan la importancia del tema. Las enseñanzas sobre devoción brotan principalmente del corazón, no tanto del intelecto como en el sendero del conocimiento o en el raya yoga, por eso Nárada usa la palabra cantan.
En el próximo aforismo se refiere a Aquel (el Supremo Amor por el Señor), dice: “Aquel se hace posible renunciando a los objetos y los placeres sensorios y al apego”. Un poco antes la profesora leyó sobre la Santa Madre: Ella quería irse y Thakur apareció y le mostró a Radhu gateando. Le dijo: “apégate con ella”. Yogamaia, porque la Madre tiene mucho trabajo y servicio para hacer. Y así la Santa Madre, la Madre de la Organización, Sarada Ma, continuó haciendo su trabajo durante 35 años. Lo que sucedió fue que Ella se apegó fuertemente a Radhu y a Bhagavan Sri Ramakrishna como Dios. Cuando llegó el final, dijo que no quería ver más a Radhu, porque ya no necesitaba apegarse y se unió con Sri Ramakrishna. Esta es la diferencia, aquí nosotros queremos algo, nos apegamos y después estamos muy metidos en eso. No hay nada malo en apegarse, pero después se debe sentir la presencia divina en el objeto de su amor, de su apego. La Santa Madre se apegaba a Radhu hasta que no necesitó más su presencia. Se apegó a Thakur y después se volvió Thakur mismo.
Así, en cada cosa que estemos haciendo, sea del aspecto divino o del aspecto mundo exterior, de cualquier manera, debe la mente quedar fija en la Divinidad. La renunciación debe ser tanto interna como externa. Este es el problema: nosotros, conscientemente, inconscientemente, queremos cosas, las queremos disfrutar. “No debe haber ningún deseo interno por cosas. En realidad la devoción está siempre en el corazón, solo que la cobertura de los deseos del goce sensorio, apego a los objetos, ansiedad de poseerlos, etc., no le permiten manifestarla”. Así pues, dichas coberturas deben ser quitadas. Así lo enseñan Nárada, Sri Ramakrishna, Bhagavan Chaitanya, recordemos a Jesús preguntando a Pedro: “¿Me amás?”
La Santa Madre dijo: “Si te liberas de los deseos, realizarás a Dios en este mismo momento” en bengalí: “nirbāsana holē, ēkhuni hōi”. En este mismo momento, no hay necesidad de practicar después, pero qué difícil no tener deseos. Un poquito tenemos en forma de cariño, apego, algo. Bueno, vamos a tratar de seguir adelante, esto es lo que realmente vale.
- Profesora Leonor Bakún
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