Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 1.6.23 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
En el aforismo anterior vimos que el hijo de Brahma, Brahmakumara afirma “que la naturaleza de la devoción, amor, es en sí misma su propio fruto.” Y en el próximo aforismo Nárada dice: “Se ve así en los casos del palacio (del rey) y del comer. No es por conocer el palacio que el rey es complacido ni es por conocer la comida que el hambre es satisfecho”. Este es un punto interesante, algo que los aspirantes a amar a la Divinidad deben comparar con su propia situación. Vamos a desarrollar la elaboración que hace Nárada de este punto.
Una persona puede tener conocimiento detallado de las características, cualidades, poder, etc., del rey pero no ser conocido personalmente por él. Seguramente ese conocimiento no hace a esa persona acreedor del benévolo favor del rey. Conocer acerca del rey, aun cuando sea detalladamente, no sirve. Es necesario conocer al rey personalmente. Lo mismo sucede, según Nárada, con la Divinidad. Alguien puede cantar las glorias al Señor pero esto no significa amor por la Divinidad. Se debe amar a Dios directamente. El amor por lo divino debe ser algo espontáneo, natural. Se requiere conocerlo y servirlo personalmente para lograr su favor.
Una persona puede conocer detalladamente los métodos e ingredientes para cocinar una buena comida, pero ese conocimiento, con seguridad no aplacará su hambre. Es necesario ingerir la comida para sentirse feliz.
Similarmente, el mero conocimiento de la naturaleza de Dios a través de su grandeza, poder, etc., no será satisfactorio. De cualquier manera se debe tratar de manifestar espiritualmente, con amor (que es algo espiritual), uno debe acercarse al ideal espiritual con amor y devoción. Está tratando de manifestar amor y finalmente consigue manifestarlo. Sólo tener una buena definición de amor, no sirve, uno puede ser muy erudito pero “Debe haber amor para disfrutar la divina dicha de Dios y la devoción por el Señor es esa dicha divina”. Cuando ese amor comienza a manifestarse, no es necesario consultar a nadie. Tenemos como ejemplo a las lecheras de Vrindavan que sentían ese amor espontáneamente y a la Santa Madre, Sri Sarada Devi quién sentía espontáneamente amor. Nosotros, en nuestro nivel, podemos dar una interpretación académica pero uno debe tratar de estar en ese estado de amor.
El bendito Señor Jesús hizo solo una pregunta, Él, cariñosamente le preguntó a Pedro: “¿Me amas?”.
- Profesora Leonor Bakún
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