Un sabio decía: Denme una palanca, un punto de apoyo, y levantaré el mundo.
Lo que Arquímedes no pudo lograr, porque su petición no se dirigía a Dios y porque la hacía desde un punto de vista material, los santos lo lograron en toda su plenitud. El Todopoderoso les dio un punto de apoyo: Ël mismo, Él solo. Y una palanca: la oración, que abraza con fuego de amor. Y así levantaron el mundo. Y así lo siguen levantando los santos que aún militan en la tierra. Y así lo seguirán levantando hasta el fin del mundo los santos que vendrán.
De Los cinco minutos de Santa Teresita del Niño Jesús.
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